telaraña
El 21 de junio de 1989 fui a ver a The Cure al Velódromo de Horta, en su gira” The player”. Fue un concierto glorioso. Presentaban el disco “Desintegration” y yo, con mis dieciséis años recién cumplidos, recuerdo fascinada como la voz sobrecogedora de Robert Smith, acompañada de su magnifica banda, supo envolver a todos los presentes en una atmósfera mágica. Fue uno de los pocos momentos en mi vida en que recuerdo sentir que el todo era uno. Fue uno de los muchos momentos en que la música me ha permitido aumentar la percepción de lo que yo entiendo como conciencia. Fue uno de esos momentos, en que sientes el ahora, el momento presente, el vacío en el que los pensamientos se diluyen y, durante una efímera eternidad, eres consciente de ese instante presente que te suspende en el espacio tiempo.
De ese álbum, recuerdo con gran claridad el video del tema “Lullaby”. Canción de cuna, traducido al español. Fue un video perturbador, que con la clásica imagen gótica y tenebrosa que caracterizaba a The Cure, mostraba al cantante atemorizado, paralizado en su cama mientras el hombre araña le visitaba, atrapándolo y cubriéndolo de telarañas, hasta ser engullido por el miedo en la cama convertida en una peluda boca de araña.
Si me leéis, sabed que disfruto conectando. Tengo facilidad para conectar personas, soluciones, puntos, aspectos, historias. Es lo que se podría decir que se me da bien: atar cabos. Por eso, cuando Maria Bravo, maestra de registros akáshicos, detectó la tela de araña que me envolvía, no pude evitar recordar a “The Cure”.
¿Dónde está la cura?
—En mí misma— me respondí, días después de finalizar la sesión de sanación energética.
¿Qué hilo quiero tirar?
El hilo de esa telaraña energética que se pega al cuerpo y se adhiere a las emociones bloqueando la toma de conciencia. Quiero deshilachar el miedo atávico, visceral, que paraliza la motivación, que engulle la voluntad, que trastoca el progreso. Quiero abrazar la infancia de sesgos tenebrosos que ensombrece la conducta serena, amable, reposada.
Quiero entrenar la mente para generar cambio, para transformar esa mente que adhiere la memoria negativa para sobrevivir a los acontecimientos que nos toca experimentar.
Quiero tirar del hilo que nos permita evolucionar, que haga que suene la flauta, que nos libere del sufrimiento de desear.
Para eso escribo.
Para eso conecto.
Para eso comparto experiencias, impactos, conocimientos y prácticas.
Cada una transita su camino a su ritmo, con sus pausas, sus corredizas, sus compañeros. Algunos en busca de un propósito. Otros sin más objetivo que caminar.
Los tiempos son los que corren.
La agitación es continua.
Los nervios están a flor de piel.
Encontrar un área de descanso en esos momentos, es vital. ¿Te acompaño?
Ya sabes dónde encontrarme.
Y, además, si quieres conectar con:
Maria Bravo
Maestra de Registros Akashicos
www.mariabravo.org