be water.
Hace unos días una amiga me tildó de rígida y, la verdad, he de confesar que no me sentó nada bien. Supongo que no soy la única a la que no le gustan que la etiqueten, sin embargo, me dio que pensar. ¿Es rigidez o es firmeza? O, ¿lo que yo entiendo por resistencia a según que fuerzas externas ella lo interpreta como falta de flexibilidad? Con lo que, ni corta ni perezosa, se me ocurrió buscar en internet la idea de “rigidez emocional”, y el resultado fue devastador: me quedé dos horas pillada leyendo y releyendo sugerencias en Google.
Pues, a lo que iba, va y resulta que según una web de psiquiatría la rigidez emocional es, y cito textualmente:
“Una persona rígida emocionalmente no se adapta fácilmente a los cambios ambientales. La rigidez emocional es propia de las personalidades obsesivas.”
¡A mí, que siempre he sido un camaleón!, ¿me están diciendo que no me adapto? ¿Qué soy una persona obsesiva? No lo podía creer. Yo que guardo como oro en paño el lema de Lao Tse:
“ El junco que se dobla al viento, y así no se rompe.”
Así es la vida. Lo que piensas de ti misma puede diferir mucho de lo que los demás piensen de ti.
Vivimos en sociedad.
Socializamos.
Aprendemos desde nuestras experiencias. Lo que para una es rigor, para otra es rigidez, y aquí es donde entran los matices. Las palabras que escogemos para expresarnos tienen impacto. Todo es vibración y el eco va mucho más allá de lo visible o tangible de la palabra en sí. La comunicación actual, multicanal, acelerada, reaccionaria, puede generar incomprensión, malestar o entendimiento y aceptación. En un instante, en un mensaje de WhatsApp, te ponen un San Benito y tu sistema de creencias, se tambalea. De ser flexible y resistente como un junco, como tú te crees que eres, te piensas que eres rígida como el roble que se quiebra ante las envestidas del agua y del aire. Pero tú no te quiebras fácilmente, ¿lo sabes, verdad?
No os lo niego, deberíamos todos pasar de la opinión de los demás; es lo que he leído en multitud de ocasiones. Por eso, hoy toca un poco de taoísmo, y aquí os dejó otra cita atribuida a Lao Tse:
“Preocúpate por lo que piensen los demás y siempre serás su prisionero.”
Con lo que, cómo estoy en un momento vital en que observo mis reacciones y hago el ejercicio de sacar como mínimo un par de cosas positivas de los sucesos que en un primer momento me generan una emoción negativa; tras meditar varios días sobre mi reacción a la opinión de mi amiga, concluí:
Pasa de la opinión negativa de los demás, sobretodo si están enojados. Al fin y al cabo, están opinando desde su experiencia, que no es la tuya. Sus palabras son fruto de la reacción a sus propias emociones. Las emociones, ya sean positivas o negativas, hay que tratar de equilibrarlas, con lo que la calma es clave. La respiración nos ayuda. Ya lo decían nuestras madres y nuestras abuelas, —Respira tres veces antes de contestar—. Nuestro objetivo es practicar la serenidad, la ecuanimidad, no la respuesta airada. En definitiva, es una forma de practicar el desapego a la propia identidad. ¡Un curro de la leche, vamos!, pero si estas leyendo esto es que ya estás en el camino.
Si buscas en internet tomate tu tiempo para meditar el resultado de la búsqueda. Usa tu brújula interior. Cuestiona lo que te encaje y lo que no te encaje y, sobretodo, insisto en lo de respirar hondo. El tao, o el camino, es lo que importa. No es que lo diga yo. Simplemente, repito principios filosóficos con los que vibro. Es que, el mayor conocimiento que podemos poseer es el auto conocimiento.
And: “Be water, my friend.”
Y, además, si quieres conectar con:
Lao Tse
Aquí os dejo unas citas del anciano maestro:
“Conocer a los demás es sabiduría, conocerse a uno mismo es iluminación.”
“La salud es la mayor posesión. La alegría es el mayor tesoro. La confianza es el mayor amigo. Y la paz mental es la mayor felicidad.”
“Cuando te contentes con ser simplemente tú mismo y no te compares ni compitas, todo el mundo te respetará.”
“Actúa sin expectativas.”
“Nada es más suave ni más flexible que el agua, pero nada puede resistirla.”